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El irresoluble dilema del editor de periódicos

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El irresoluble dilema del editor de periódicos

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13563

El editor marroquí Aboubakr Jamaï, ganador del premio Gebran Tueni 2010 habla del “dilema irresoluble” que enfrenta todo editor de periódicos a diario, entre “la necesidad de ser honestos frente a los lectores y la responsabilidad del empresario frente a sus trabajadores; entre integridad periodística y la responsabilidad del empresario. La honestidad de nuestro semanario, Le Journal, nunca fue negociable, por eso fallamos como empresarios”.

El Premio Gebran Tueni se concede desde 2006 a editores de periódicos del mundo árabe que dan muestra de independencia y coraje. Otorgado por WAN-IFRA y por el periódico libanés An-Nahar, este galardón honra la memoria de  Gebran Tueni, el periodista libanés asesinado en 2005 y estandarte de la lucha por la libertad de prensa en su país, la región y el mundo entero.

Gebran Tueni fue una figura clave en la labor de WAN-IFRA durante casi 20 años, como miembro líder del Comité por la Libertad de Prensa de la organización, miembro de su Consejo de Administración durante más de una década, así como consultor permanente sobre el liderazgo de la asociación en materia de libertad de prensa y cuestiones árabes. Pese a ser consciente de que era un objetivo prioritario para los enemigos del proceso político en el Líbano, Gebran Tueni eligió seguir al frente del periódico An-Nahar, que se convertiría en sus manos en auténtico baluarte del periodismo independiente en el mundo árabe.

Al otorgar el premio Gebran Tueni 2010 al editor marroquí Aboubakr Jamaï, la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias reconocía la labor excepcional de un hombre que luchó durante trece años por mantener a flote su diario, Le Journal Hebdomadaire. WAN-IFRA ha entrevistado en Beirut al hombre que no solo ha marcado la historia reciente de la prensa marroquí, sino de la prensa árabe en su conjunto.

La ambición creativa de un emprendedor

Los inicios de Aboubakr Jamaï se encuentran lejos de la salas de redacción. Recién graduado en Comercio y Administración de Empresas en 1992, Jamaï se interesa por la bolsa y funda un banco de inversiones. A principios de los noventa, Marruecos reformaba su sistema financiero, abriendo con ello nuevas oportunidades en el sector. “Todo estaba por hacer, y mi generación entraba en el mundo de las finanzas con mucha ambición y energía”, explica Jamaï. “Éramos vistos como los ‘Golden Boys’ de la época. Empezamos a innovar e impulsar actividades modernizadoras en el sector financiero”. ¿Pero cómo explicarse que un licenciado de Administración de Empresas y corredor de bolsa se haya transformado en el director de uno de periódicos más prestigiosos y más críticos del mundo árabe?

Rápidamente, este impulso reformador dentro del sector financiero se enfrentó al poderoso lobby de los bancos comerciales del país, que se oponía a los avances modernizadores de la generación de Jamaï, por miedo a ver sus intereses afectados. “Teníamos la oportunidad de llevar acabo cambios positivos para todo el pueblo de Marruecos, pero un poderoso puñado de interesados lo impidió”, narra Jamaï.

Ante el fracaso y la frustración, no bajó los brazos. Más bien hizo lo contrario. “Sentí una gran frustración, ya que no tenía las herramientas necesarias para comunicar lo que acaba de ocurrir. La prensa no reaccionaba por varias razones: corrupción y presiones políticas, pero también porque no existía ningún tipo de prensa especializada en economía y finanzas. Me percaté en ese momento de la importancia que tenía para un país que su población entendiera estos temas”.

Este momento coincide con la época en que el gobierno marroquí impulsa reformas de apertura política. Las condiciones estaban dadas para la creación de Le Journal, explica Jamaï. “Fue el momento óptimo para lanzarnos a esta aventura: ausencia total de periodismo económico y financiero, y apertura política.

Pero no se puede omitir una característica fundamental de Jamaï: su naturaleza emprendedora. “Me gusta ser un hombre de negocios, un emprendedor. Me encanta la adrenalina que produce el fundar un negocio y la fundación de un periódico era toda una aventura”. Y es que Jamaï dejaba el sector económico para lanzarse a un terreno alejado de los números, los precios y los datos financieros, para adentrarse en el mundo del periodismo y de la política… pero,  ¿era este un mundo realmente nuevo para él?

Una larga tradición de militancia política

“Te deseo profundamente lo que he vivido yo: despertarse todos los días con la satisfacción de saber que harás algo que te apasiona”, le decía su padre cuando Jamaï era niño. Su padre, Khalid Jamaï, fue periodista y activista político, al igual que su tío y que su abuelo. “En 1973, mi padre estuvo preso y fue torturado por su trabajo como periodista”. Jamaï admite que estos hombres desempeñaron un papel importante para él. “Los admiraba mucho y a través de ellos conocí a personas que lucharon y hasta murieron por sus ideas. Eso te da fuerza, te ayuda a no asustarte frente a la adversidad y hacer frente a todo tipo de obstáculos”.

Armado de una historia de compromiso político, de su ambición y de una gran capacidad emprendedora, Jamaï, junto a su equipo, encontró en España la inspiración que sería el último ingrediente para lanzarse a esta nueva aventura.

El modelo del diario El País y del grupo PRISA

Para la creación de Le Journal, Aboubakr Jamaï y su equipo se inspiraron en el ejemplo del diario español El País. “Teníamos en mente una evolución similar a la de El País. Empezar con poco y después desarrollarnos conforme se abriera el régimen. Ellos empezaron con el semanario El Triunfo bajo el régimen de Franco y a su muerte fundaron El País, que luego se transformó en el gran conglomerado que hoy es PRISA. En todo régimen autoritario, la escasa libertad editorial se encuentra en los semanarios. El semanario era el único modelo económicamente viable en esas condiciones y confiamos en que, cuando Marruecos completara su apertura política, podríamos invertir en una imprenta y fundar un diario, luego una radio, un canal de televisión, etc. Pero ya conocen el final de la historia: la apertura política nunca llego a concretarse realmente”.

La Turbulenta historia de Le Journal Hebdomadaire

En 1997, Jamaï y un grupo de jóvenes diplomados en Finanzas fundan Le Journal Hebdomadaire (El Diario Semanal) y Assahifa Al Ousbouiya en su versión árabe. El periódico se destacó por su cobertura de temas hasta entonces ignorados por la prensa marroquí: la monarquía, la corrupción, el ejército y la violación de los derechos humanos. Siguieron trece años de historia de periodismo investigativo de calidad, acompañado de presiones políticas y económicas, ataques mediáticos y denuncias judiciales contra una publicación que hizo temblar a los poderes establecidos.

En enero 2010, después de años de boicot publicitario ordenado por el gobierno, Le Journal da en quiebra, incapaz de saldar una deuda tributaria colosal y multas por difamación. Le Journal Hebdomadaire pasará a la historia como una aventura excepcional, un ejemplo a seguir dentro y fuera del mundo árabe, de periodismo innovador y sin concesiones. Aboubakr Jamaï y su equipo hicieron frente a todos estos obstáculos hasta el final, con determinación y coraje. Por esa razón, la WAN-IFRA decidió distinguir a Jamaï con el premio Gebran Tueni 2010.

“El cierre de Le Journal fue devastador”, recuerda Jamaï. “Y eso por dos razones. La primera, por que siempre consideré a Le Journal como mi casa. Un lugar físico, visible y tangible. Podía viajar, ir y venir, pero sabía que Le Journal siempre estaría ahí, esperándome. De pronto, todo eso se esfumó. Pero la segunda razón, el hecho de no poder pagar a los empleados a fin de mes, aún me quita el sueño. Uno conoce a sus empleados, a sus familias. Los ve crecer, sabe que tienen deudas, que se compran un coche, una casa, tienen hijos. Uno se siente responsable y sabe que, si no es capaz de pagarles un salario a fin de mes, todo eso estará en peligro. Y ese miedo se materializó en el momento del cierre de Le Journal.

No es fácil decidir publicar algo sabiendo que puede tener consecuencias directas para los empleados del periódico. Es un dilema irresoluble entre integridad periodística y la responsabilidad como jefe de una empresa. El boicot publicitario instigado por las autoridades nos forzaba a cambiar nuestra línea editorial o a suprimir empleos. Con gran esfuerzo, siempre fuimos fieles a nuestra línea editorial. Algo que nunca olvidaré fue el comunicado que divulgaron los empleados de Le Journal después del cierre, informando que la dirección había hecho todo lo posible para mantener la empresa y sus empleados. Para mí significó mucho saber que entendían lo difícil que había sido sacar adelante el periódico.

Aboubakr Jamaï vive en Murcia, España. Ha dado clases de Política e Islam y de Política en el Medio Oriente en los Estados Unidos y actualmente codirige el sitio web de noticias fr.lakome.com.

Autor

Rodrigo Bonilla's picture

Rodrigo Bonilla

Fecha

2011-07-16 02:35

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