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Dirigir un periódico independiente en un clima de violencia generalizada: El caso del semanario mexicano Río Doce

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Dirigir un periódico independiente en un clima de violencia generalizada: El caso del semanario mexicano Río Doce

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14135

Río Doce constituye un ejemplo poco común de periodismo independiente exitoso en una de las regiones más peligrosas del mundo para los profesionales de los medios. Con sede en Culiacán, capital de Sinaloa, el semanario mexicano recibió este año el prestigioso premio Maria Moors Cabot, otorgado por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, a periodistas y medios que hacen prueba de excelencia periódistica en América Latina y el Caríbe. WAN-IFRA entrevistó a Ismael Bojorquez Perea, uno de los fundadores y actual director de Río Doce.

"Es triste reconocerlo, pero cuanta más violencia, más suben las ventas," explicó a WAN-IFRA el director y cofundador de Río Doce, Ismael Bojórquez Perea. "Sin embargo, es como una cobra silenciosa, nunca se sabe cuando te morderá."

El semanario independiente mexicano Río Doce fue fundado en 2003 por un grupo de cinco periodistas que decidieron renunciar a sus puestos en un importante diario regional, Noroeste, en busca de una línea editorial más independiente. Con una circulación semanal de 6.500 ejemplares, Río Doce constituye un ejemplo poco común de periodismo independiente exitoso en una de las regiones más peligrosas del mundo para los profesionales de los medios. Con sede en Culiacán, capital de Sinaloa, Río Doce debe su nombre a los once ríos del estado situado al noroeste del país, del que el rotativo dice ser el décimo segundo “río de la información y de la libertad”. Cuatro de sus fundadores siguen formando parte de un equipo de cerca de quince periodistas y empleados.

El primer número de Río Doce apareció el 3 de febrero de 2003. Con un presupuesto inicial muy limitado, los cinco fundadores tuvieron que luchar durante los primeros años por mantener el periódico a flote, distribuyendo de forma gratuita su tirada impresa inicial de entre 8.000 y 10.000 ejemplares antes de introducir poco a poco un sistema de cobro. Hoy el 42% de los ingresos proviene de la circulación semanal. Durante los primeros dos años, el periódico sufrió boicots publicitarios instigados por el entonces gobernador, quien ejerció presión amenazando o negando el apoyo y la financiación del estado a las empresas que se publicitaran en el Río Doce. El año 2004 habría de marcar decisivamente el futuro del periódico: el semanario destapó un escándalo de corrupción en el que se hallaba involucrado un alto cargo de la policía local que había adquirido numerosas propiedades en un muy corto periodo de tiempo. El informe daba prueba de todas las alegaciones y los principales periódicos regionales difundieron la noticia. A raíz del caso, las cifras de ventas del semanario se dispararon y Río Doce comenzó a forjarse la imagen de publicación local independiente seria y tenaz.

Sin embargo, el acoso gubernamental a través de boicots no fue el único escollo. Culiacán es conocida en todo México como la cuna del tráfico de droga. El estado de Sinaloa vio a comienzos de la década de los 70 el surgimiento de los primeros capos del narcotráfico, cuyo poder se encuentra fuertemente enraizado en la cultura de la región. Con todo, como en otras regiones de México, la violencia relacionada con el tráfico de drogas no es un problema reciente en Sinaloa. Los narcotraficantes dominan o influyen en todos los aspectos de la vida diaria y la violencia es omnipresente. Cubrir la actualidad en tales condiciones no es tarea fácil.

Pese a los peligros, los directivos de Río Doce pronto se dieron cuenta de que la publicación de artículos relacionados con el narcotráfico significaba un inmediato crecimiento de las ventas. Dado que los narcos están presentes en toda Culiacán y Sinaloa, la cuestión era cómo garantizar una cobertura ética y crítica sin dejar de aprovechar esa ventaja comercial. Asimismo, el periódico se propuso ir más allá de la cobertura a menudo superficial y morbosa de la violencia relacionada con el tráfico de drogas para ofrecer a los lectores un reportaje crítico y minimizar en lo posible el peligro para sus colaboradores.

El periodismo siempre ha sido una profesión de alto riesgo en Sinaloa. En una reciente entrevista, Javier Váldez, un periodista veterano y uno de los cofundadores del semanario, reconocía: “Trabajamos bajo la amenaza y el miedo constantes… Solo publicamos el 60% de lo que sabemos… Queremos seguir siendo periodistas sin convertirnos en mártires. Ofrecemos la máxima información posible y llegamos todo lo lejos que podemos, pero evitamos cruzar la línea; el problema es que esa línea es a veces tan fina que parece invisible”.

Río Doce se ha convertido en una publicación de referencia tanto nacional como internacionalmente para todos aquellos profesionales dedicados al reportaje o el estudio de los efectos del tráfico de drogas. Alma Guillermoprieto, destacada colaboradora de publicaciones como The New Yorker, Newsweek y The Washington Post, aludía al rotativo como “una excepción a la indiferencia generalizada. Un rotativo que, habiéndose dedicado durante años a estudiar en profundidad los problemas relacionados con el narcotráfico, se ha convertido en un referente obligado para los periodistas mexicanos y extranjeros que intentan comprender el mundo de la droga en Culiacán”.

El siguiente es un resúmen de la entrevista de WAN-IFRA con Ismael Bojórquez Perea:

 

WAN-IFRA: ¿Cómo definiría usted la misión de su periódico y su línea editorial?

Ismael Bojórquez Perea: Nacimos como un periódico libre, guardando una distancia sana respecto al poder, con un compromiso social claro de llevar información a nuestros lectores que les permitiera entender mejor la realidad, movidos por el deseo (o propósito) de investigar asuntos políticos, de corrupción administrativa, violencia y temas sociales. Desde el principio hemos querido desarrollar un periodismo con una nueva filosofía, con reporteros convencidos de que es posible llevar a cabo un trabajo ético, plural, profesional, crítico y propositivo, con independencia.

 

WAN-IFRA: ¿Qué distingue a Río Doce de los demás periódicos regionales?

IBP: Creo que ser un periódico semanal nos da la oportunidad de profundizar en los temas que tratamos a pesar de que contamos con muy pocos recursos. Nuestra estructura no va más allá de cinco reporteros de planta y tres o cuatro freelancers. Creo que los diarios se han perdido en la rutina de la nota diaria, limitándose a contar muertos en temas como el narcotráfico. No hay un trabajo coherente sobre el fenómeno del narcotráfico, lo cual es lamentable ahora que el tema requiere más atención que nunca por parte de los medios. Al contrario, estos parecen replegados. Y, si bien es cierto que todos nos replegamos en mayor o menor medida ante las amenazas del narcotráfico, Río Doce mantiene un nivel de cobertura un poco más profundo.

 

WAN-IFRA: ¿Cuáles identificaría como los momentos históricos del periódico?

IBP: La primera etapa fue sobrevivir a la penuria económica, porque nacimos bajo un gobierno soberbio y autoritario, que no aceptaba la crítica y que pretendió matarnos de hambre a través de boicots publicitarios. La consigna en los primeros dos años fue sobrevivir a la quiebra económica.

El momento clave fue la publicación de un reportaje relacionado con la corrupción de un temido jefe policiaco de Sinaloa que nos catapultó a la opinión pública. Otro momento fue la realización de un foro internacional sobre drogas, en el que participaron académicos de gran renombre nacional e internacional, para debatir acerca de temas como el narcotráfico, la seguridad nacional y la despenalización de drogas. El día siguiente a la clausura del foro estalló la guerra dentro del cártel de Sinaloa, lo que hizo explotar la violencia en todo el país.

 

WAN-IFRA: ¿Cuáles diría que han sido los momentos más difíciles por los que ha pasado su periódico hasta la fecha?

IBP: A raíz de esa guerra dentro del cártel de Sinaloa empezamos a encontrar mayores dificultades para ejercer el periodismo, por los riesgos que se cernían sobre nosotros. A partir de entonces dejamos el ejercicio tradicional del periodismo y desarrollamos lo que hemos llamado un ‘periodismo de supervivencia’.

 

WAN-IFRA: ¿Cómo interpreta la situación que está viviendo México desde diciembre de 2006 y la llamada ‘guerra contra el narco’?

IBP: Para nosotros no es una guerra a pesar de que estemos trabajando en medio del fuego cruzado. Si el presidente Felipe Calderón hubiera declarado una guerra al narcotráfico, hubiera desmantelado los circuitos financieros que lo sustentan, hubiera decretado el cierre de miles de empresas que las familias de los narcotraficantes han montado con el dinero que proviene del negocio. Pero no se ha atrevido a hacerlo porque ello hubiese significado el desempleo de muchos mexicanos y una reducción del PIB. Tampoco ha atacado la narcopolítica: es bien sabido que las organizaciones criminales no crecen y sobreviven si no tienen relaciones con el poder.

 

WAN-IFRA: ¿Cómo interpreta la situación que está viviendo la prensa mexicana hoy?

IBP: La prensa mexicana vive uno de sus peores momentos, porque ahora que el narcotráfico y la violencia son los temas centrales del país, los medios de comunicación se están replegando. Hay una amplia autocensura, hasta el punto de que muchos medios solo repiten lo que dicen los boletines oficiales; esto es nefasto para el periodismo, pues no se cumple con la misión básica de dar información veraz a la opinión pública. Lo que se necesita ahora de forma urgente es un gran debate sobre el tema, en el que los medios tienen mucho que aportar. Sin embargo, en su lugar, estos han optado por el silencio.

 

WAN-IFRA: ¿Qué medidas, de haberlas, toma Río Doce para proteger a sus empleados? ¿Cómo se cubren las noticias más sensibles?

IBP: En Río Doce no hemos perdido ningún compañero. En los ocho años que llevamos trabajando, aparte de una granada que lanzaron a nuestras oficinas en septiembre de 2009, no ha pasado nada más. Somos muy conscientes de los riesgos que implica cubrir el narcotráfico y más aún si vives y ejerces este oficio en una de las ciudades más violentas del país, como Culiacán. Escogemos con cuidado los temas, investigamos con cautela, escribimos y leemos una y otra vez las notas antes de publicarlas. Nos autocensuramos, tenemos que reconocerlo; existen notas/noticias? que nunca han salido a la luz porque consideramos que era muy arriesgado para nosotros. Pero así es esto, las líneas que trazas son muy delgadas y a veces no las ves con claridad.

 

WAN-IFRA: Sinaloa es conocido dentro y fuera del país por ser tradicionalmente la tierra de los capos del narco. ¿Es esto un mito o una realidad? ¿Es nueva o distinta la violencia que se vive actualmente en la región?

IBP: Sinaloa es la cuna del narcotráfico en México. De aquí son y han sido los más prominentes capos de la droga. Es como una tradición maldita. Y la violencia aquí no es ningún mito. Ocupamos el segundo lugar en índice de homicidios después de Chihuahua y, si las cosas siguen así, volveremos a encabezar las estadísticas. En lo que va de año se han cometido alrededor de 1.500 asesinatos en este estado, los mismos que registrara una guerra interna de la ’Ndrangheta o la Camorra en treinta años.

 

WAN-IFRA: ¿Cómo afecta la violencia a su periódico como negocio?

IBP: Lejos de afectar al negocio negativamente, la violencia lo favorece. Es triste reconocerlo, pero cuanta más violencia, más suben las ventas. Sin embargo, es como una cobra silenciosa, nunca se sabe cuando te morderá.

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Rodrigo Bonilla

Fecha

2011-11-14 18:06

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